Gadgets incomunican a la familia
El Universal 8 Nación - Astrid Rivera

Las nuevas tecnologías de la información, según varios especialistas, modifican la dinámica entre los padres y sus hijos

Si usted ha mandado mensajes por Whatsapp a sus hijos como: “La comida está lista” o “¿Cómo te fue?”, o bien para preguntar asuntos cotidianos que anteriormente se gritaban de habitación a habitación ¡Cuidado! Puede estar haciendo un uso excesivo del celular. La utilización de los aparatos inteligentes ha facilitado muchas de las tareas de la vida diaria, sin embargo, especialistas advierten de la pérdida de las capacidades de socialización y del distanciamiento familiar, si no se da un empleo moderado a los teléfonos.

Jorge tiene siete años, sus padres le regalaron un celular de última generación, lo usa tanto para jugar como para estar en contacto con sus amigos y con su madre, quien trabaja la mayor parte del día. Cada vez los niños se convierten en internautas a más temprana edad, ya que en el Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2014, realizado por la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI), se estima que a los 10 años comienzan a usar internet, edad que podría reducirse si los padres también utilizan la red.

Las nuevas tecnologías, como el celular, internet, computadoras y tabletas, se han convertido en parte esencial de la vida cotidiana, y se usan para los más simples detalles como revisar la hora hasta para ser una herramienta indispensable en el desempeño del trabajo, pero su importancia no sólo radica en la variedad de funciones que realizan, sino en el dominio que han alcanzado en cada ámbito de la vida, incluyendo el establecimiento de vínculos sociales. Las fronteras entre espacio familiar, laboral y social cada día se difuminan más, haciendo posible que a través de estos medios se pueda estar con diferentes personas al mismo tiempo.

La familia no ha escapado a esta transformación del espacio social, los miembros interactúan entre sí mediante las nuevas tecnologías; los padres utilizan redes como Whatsapp o Facebook para mantener contacto con sus hijos mientras se encuentran fuera del hogar y sentirse tranquilos, pero también son usadas para comunicarse dentro de la casa, incluso cuando todos los integrantes están en la misma casa.

“Se usa más el lenguaje visual”

De acuerdo con el estudio realizado por la AMIPCI, 51.2% de la población es usuaria de internet, mientras que el estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) sobre Infraestructura en Tecnología señala que 43.5% de los hogares cuentan con el servicio de telefonía móvil, un indicador de la penetración de las nuevas tecnologías en las familias.

“Estamos asistiendo a una transformación del espacio social en el que se están potenciando otros lenguajes, como es el caso del visual”, comentó el maestro en Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación, Gabriel Pérez Crisanto.

Sin embargo, poco se ha estudiado sobre las afectaciones de las nuevas tecnologías en la socialización, sobre todo en el espacio familiar, por lo que ¿Se corre el riesgo de perder la capacidad de interactuar frente a frente?

La investigadora en Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TICS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luz María Garay, señaló que “se ha reconfigurado la vida familiar”, transformándose no sólo la manera en la que se comunican entre sí, sino también los tiempos de ocio. “Anteriormente una familia planificaba una salida al cine, ahora ya cada integrante descarga la película y la ve en su dispositivo”, señaló.

El tiempo estimado que las personas pasan en internet es de cinco horas con 36 minutos, así lo señaló el estudio sobre los hábitos de los usuarios de internet de la AMIPCI, además de que cinco de cada 10 internautas se conectan desde su smartphone. Por lo que nos encontramos frente a un panorama donde el uso de celulares y de internet son esenciales. “La gente no puede estar sin un celular porque siente que se le acaba la vida”, aseguró la doctora Patricia Andrade, catedrática de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Las nuevas tecnologías han construido un nuevo espacio social en el que se facilita la comunicación, donde es posible reducir las distancias y estar con varias personas al mismo tiempo, por lo que se está transformando la manera de interactuar. No obstante, investigadores advierten de los riesgos de este cambio, de no dársele un uso adecuado a los gadgets.

“El problema es que existe el riesgo de que se pierda la capacidad de interactuar, si no se hace buen uso de la tecnología. No deja de haber interacción, se ha reducido, está siendo de otra forma”, mencionó la investigadora de la UNAM en Socialización, Familia y Conductas de Riesgo en Adolescentes.

En su libro Technological addictions, Mark Griffiths define a las adicciones tecnológicas como “aquellas que involucran la interacción hombre-máquina”; las divide en pasivas, el caso de la televisión, y en activas, por ejemplo, el internet, celular y los videojuegos. El autor señala algunos síntomas, tales como: pasar demasiadas horas conectado, produciendo la pérdida de la noción del tiempo; la aparición de dependencia psicológica, “deseo, ansia y la focalización atencional, la soledad y reducción del bienestar psicológico”. “Creamos dependencia hacia muchas cosas, las tecnologías no están exentas de que el ser humano caiga en ello; es muy importantes que existan reglas”, dijo Andrade.

Si bien las nuevas tecnologías pueden provocar el aislamiento, dicha condición va a depender de la persona y de la utilización de estos artefactos. “Esta transformación [de la comunicación] puede terminar en aislarnos totalmente y no poder decirnos las cosas de frente. Es un riesgo que se tiene. La tecnología per se no lo está haciendo, sino el ser humano que no controla su manejo”, añadió la investigadora de la Facultad de Psicología.

En contraste, Pérez Crisanto, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana comentó que “es un cliché decir que hay un aislamiento, se prioriza la atención. Si la conversación con alguien es aburrida, sacas tu celular y compartes tu situación en tus redes”.

Según el estudio de Our Mobile Planet, encargado por Google, que tiene como objetivo determinar los usos y hábitos del celular en diferentes países, en 2013 la penetración de los teléfonos inteligentes aumentó con respecto a 2012, pues pasó de 20% a 37%.

Dicho estudio informa que 73% de la población analizada utilizó su gadget todos los días, mientras que 74% no sale de su hogar sin su dispositivo. También reveló que los smartphones se usan en todas partes: 96% en el hogar, 84% esté donde esté, 78% en tiendas.

Estas cifras arrojan lo esenciales que son los celulares en la vida cotidiana, cuyo uso va más allá de la funcionalidad que puedan representar para el trabajo o para satisfacer la necesidad de comunicación.

Por su parte, la cuarta edición del Monitor Acision de Valor Agregado Móvil (MAVAM) promovido por la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnología de la Información (AMITI), reveló que los usuarios de Whatsapp mandan un promedio de 42 mensajes por día, mientras que los usuarios de Facebook Messenger envían 29.

“Lo importante no es tener un smartphone, sino un sistema de comunicación que te permita interactuar”, apuntó Pérez Crisanto. Los teléfonos móviles están presentes en cada ámbito de la vida, y la familia no ha escapado a esta invasión. Los padres de familia los utilizan como un medio para mantener contacto con sus hijos y saber dónde están; aunque recientemente se han conocido casos en donde los miembros se comunican a través de mensajes de Whats app o de Facebook, aun estando todos los integrantes en el hogar.

“Cuando caemos en que estamos en el mismo espacio y no podemos comunicarnos, ahí tenemos un problema grave, porque no estamos haciendo uso adecuado de la tecnología, por eso debe haber reglas claras”, enfatizó la investigadora Andrade.

Añadió que las nuevas tecnologías, en especial el uso del celular, cumplen con la función de mantener en contacto a los padres con sus hijos cuando ellos salen fuera del hogar. “Es una gran ventaja saber dónde se encuentran tus hijos”, declaró.

Sin embargo, el uso desmedido de estos dispositivos conlleva a que se debilite la comunicación familiar. “Las familias van perdiendo la comunicación formal, la comunicación afectiva, porque todo es a través de los mensajes, los padres creen que esto va ayudar porque están hablando el mismo lenguaje de los jóvenes, pero lo que están haciendo es retroalimentar un sistema de comunicación ineficiente”, explicó el presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología, Alejandro Zalce Aceves.

Asimismo, señaló que “no hay comunicación dentro de las familias, interactúan mínimo, si tú vas a un restaurante verás que los miembros no conviven entre sí”.

La falta de normas que reglamenten el uso de los dispositivos genera el resquebrajamiento de los vínculos sociales, ya que aún en los momentos de convivencia familiar los integrantes se hallan inmersos en sus gadgets.

No obstante, para la investigadora Luz María Garay la utilización que se le dé a los dispositivos móviles dentro del hogar dependerá de “los acuerdos de cada familia” y detalló que “dependiendo de la relación familiar existente, las tecnologías fortalecerán o disminuirán la relación familiar”.

En cuanto a las posibles soluciones para evitar la pérdida de la capacidad de interactuar cara a cara, en especial en el ámbito familiar, los expertos señalaron la importancia del establecimiento de reglas para el uso de los dispositivos en el hogar.

“No hay que satanizar la tecnología, hay que aprender a regularla, darle el valor que se requiere a la interacción social”, apuntó el presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología. “Hay que apagar el celular a la hora de la comida”, declaró.

“Las tecnologías separan a la familia”

La familia Méndez tiene dos hijos de entre ocho y diez años de edad, todos cuentan con un dispositivo, ya sea celular, tableta o computadora. Olga, la madre, mencionó que “las tecnologías sí separan a la familia, cada uno está con su tableta o celular en su recámara y casi no convivimos”. Cuando se le preguntó si las utilizan para comunicarse estando todos los integrantes en el hogar, comentó: “No hemos llegado a ese extremo”, y lamentó que aunque haya reglas, sus hijos las usan todo el tiempo.

En cambio la familia Becerra estableció reglas desde el momento en que adquirieron los artefactos. “No los pueden usar mientras comemos ni cuando estamos conviviendo; procuramos que los utilicen sólo para la escuela”, detalló Enrique, el titular de la familia. Mencionó que el celular le permite estar en contacto con sus hijos.

“El uso de los celulares, tabletas no está mal, nos facilitan muchas cosas, pero la interacción no es la misma porque hay emociones que no se pueden expresar”, comentó Karla, de 18 años, quien habló sobre la relación que tiene con su familia y si el uso de las tecnologías propician el distanciamiento familiar. “En parte sí, porque incluso cuando es tiempo familiar cada uno está con su celular”, expresó.

“Yo tengo dos hijos pequeños, les compramos una tableta y también tienen celular, se entretienen todo el día”, comentó Josefina, madre de dos niños, uno de seis y otro de siete años, quien aunque piensa que el uso desmedido de estos aparatos contribuye al debilitamiento de la comunicación familiar, considera que su empleo se ha vuelto tan cotidiano que “lo ve como algo normal”, sin pensar en las afectaciones a futuro.